Sí, ya sé que hace rato vengo expresando directa o indirectamente mis opiniones sobre estos libros y difundiendo su lectura, además de promocionar la película Crepúsculo. Sin embargo debía una reseña -con todas las de la ley- de la tercera y cuarta parte de la que es la tretralogía más impactante de los últimos tiempos, si de literatura juvenil se trata.
Parece tan lejos aquella que publicara de Crepúsculo y Luna Nueva el 25 de abril de 2007 en "¡Piezas de a ocho!". ¡Y las fechas se confabulan en sus similitudes!, pues el 25 de octubre ya es un día especial para mí, cierra un ciclo: terminé la lectura del tomo IV: Amanecer (del “libro”, pues ya había accedido a la versión digital), un mes antes de que se cumplieran dos años de que abriera por primera vez Crepúsculo -el 24 de noviembre de 2006-, novela que mi esposo me regalara días antes de internarme para operar mi rodilla derecha, y cuya lectura iniciara esa mañana, en la espera hambrienta y agotadora de la intervención quirúrgica, y siguiera leyendo dolorida y desvelada hasta terminar dos días después. Sin saber, por cierto, que habría un antes y un después, como lo hubo con Harry Potter, para mí y para tantos lectores.
Es probable que este escrito vaya a engrosar, sin pena ni gloria, la infinita cantidad de textos que circulan en la red acerca de estos libros; no obstante, eso es lo que provocan las experiencias fuertes con la lectura: ganas de escribir, ganas de hablar sobre ella, de hermanarse con los que sintieron lo mismo que nosotros al sumergirse en esas páginas entrañables y que tanto extrañamos al cerrar las tapas.
El argumento de la saga de Meyer lo sabe “todo el mundo”, pero aún así siempre es posible que algún periodista trasnochado publique cualquier estupidez. Vi hace muy poco un titular que hablaba de ella como que era la escritora que conquistaba a los niños: ese sí que no leyó nada.
Por eso, no creo que sea ocioso -teniendo en cuenta a los adultos mediadores que de vez en cuando se dejan caer por aquí y tal vez no conocen las novelas-, contar muy brevemente de qué van las historias. Me resuena en la mente la pregunta asombrada de una colega lealmente interesada en posibilitar el acceso a sus jóvenes lectores a literatura que los apasione… ¿qué tienen esos libros?
Allá voy… Bella Swan, adolescente tímida y muy torpe, pero extrañamente madura, ingresa a una nueva escuela pues se ha trasladado desde la casa materna en Phoenix a vivir con su padre en Forks (estado de Washington); allí se enamora de Edward, el joven más increíblemente atractivo del lugar que como añadido es -como toda su familia: los Cullen- un vampiro bondadoso. En las dos primeras novelas pasa más de una prueba, pues no sólo es perseguida como posible alimento de vampiros menos escrupulosos que los locales, sino que dado el riesgo que supone gozar ese vínculo para la chica humana, el apuesto Edward cree que la separación el único modo de mantenerla viva. El crecimiento de una amistad única con un muchacho quileute Jacob -Jake-, a la vez que la explosión demográfica de jóvenes hombres lobo en la reserva de
En el tercer libro -Eclipse- Jake se transforma en un competidor persistente que desea conquistar el corazón de Bella, y ese amor será el puente que unirá al bando de los vampiros y los lobos en la lucha contra un enemigo común, y hará surgir una especie de amistad antagónica entre este y Edward pues la muchacha a la que adoran amerita la tregua. El cuarto libro -Amanecer- trae complicaciones inusitadas y lo que se suponía iba a ser la culminación de la espera de Bella para transformarse en vampiro y unirse para siempre a Edward, resulta mucho más que eso, pues surge un hecho totalmente inusitado que hace madurar a los personajes y sin lugar a dudas termina siendo indeciblemente más fuerte que la historia de amor de dos adolescentes intemporales. Agregar cualquier dato sobre el último tomo es arruinar la sorpresa.
Ahora bien… ¿qué se puede expresar que no se haya dicho ya? Como adulta crítica, lectora voraz, empedernida y defensora acérrima de la literatura juvenil, pero además como “mediadora” entre los chicos y los libros, no dudo en lo más mínimo en ponerle un rotundo diez a toda la saga, si ese fuera el tope calificativo.
Es atractiva, interesante, apasionante. Da una vuelta de tuerca al mito del vampiro de forma adecuadísima y original, reutilizando cuanto elemento se haya escrito en torno al personajes y yendo más allá, pues como he dicho en otro lugar de este sitio pueden hallarse resonancias de otras historias vampíricas para lectores adultos renovadas de modo magistral. Equilibra fantasía y realismo, romance y horror. Está excelentemente escrita, si bien debo reclamar a Alfaguara una traducción un tanto localista de la península, lo que en una edición española mundial es un error importante; e incluso sin llegar a erigirme en purista son notables ciertos errores de expresión y ortografía, sobre todo en el último tomo. Lo que me hace respetar aún más el esfuerzo de los fans traductores, puesto que en ciertos aspectos estos llevan ventaja, superando a personas a las que les pagan un sueldo por su trabajo.
Otra cuestión que no puedo dejar de indicar es que las tramas sucesivas no decaen, hay en ellas un mantenimiento de la tensión, una solidez que les da unidad, una coherencia en el clima narrativo manejado con precisión que es difícil de hallar, y esta es una cualidad que aprecio sobremanera, que exijo a la literatura en general y a la destinada a los jóvenes muy en particular. Esta es una virtud que admiro también en las novelas de Rowling o en la saga de Pullman dedicada a Sally, lo que incluso autoras como Anne Rice -por citar una escritora de fantasía vampírica actual- no logra pues sus intrigas tropiezan, suben, bajan y se tambalean en más de una ocasión, y sí es una cualidad de los maestros, como Stephen King.
Un aspecto que deseo destacar es la maestría de Meyer para narrar el romance sin caer en la más mínima cursilería, con una exquisitez, profundidad y estilo equiparable a cualquier clásico, y sostengo esto con total conocimiento de causa puesto que he podido en mis andanzas lectoras frecuentar el género romántico en todos sus tipos. Lo que a su vez me lleva a otra cuestión, en estos tiempos de pornografía desenfrenada, sexo a la carta a través del celular, amor de eslóganes publicitarios y de pseudo-poesía en pps que circula en la red. El amor serio, comprometido, total, que es pasión y el vínculo indoblegable, que es generoso y maduro, que crece y va evolucionando, que se atreve a decir para siempre, no está de moda en el siglo XXI, tampoco parece cosa ni siquiera de los adultos actuales, los que a su vez les enseñan a los adolescentes que el amor es desechable. Pues por eso mismo, creo que es genial que Meyer hable de ese Amor, y además que con un lenguaje sugerente y delicado incluya el sexo en su última novela sin caer en fraseología barata de novela rosa ni en explicitaciones groseras.
Una cosa más que me hizo respetar a Meyer es la participación en la trama de los pueblos originarios tanto de su país como de Latinoamérica. Que aparezcan personajes del Amazonas y ¡dos mapuches! en el desenlace de la historia me alucinó, no me lo podía creer. Y no me importa si los quisquillosos de siempre salen a despotricar por cualquier error que haya acontecido al mencionar leyendas propias de dichos pueblos... ¡es ficción!
Artículo publicado originalmente en:
http://piezasdeaocho.blogspot.com/2008/10/stephenie-meyer-eclipse-y-amanecer.html
3 comentarios:
me gusto mucho mucho la historia y me gustaria que se verdadera te hace soñar en algo unevo
cuando termino de leer un libro no puedo esperar a leer el otro
felicitaciones es espectaculaar me encanta
me facina la historia
me encanta le historia que hizo stephenie meyer,ademas las cuatro libros tiene mucho drama,amor,caza....cada que leeo me meto mas y mas en al cuento
me fascina mucho la historia de amor de un vampiroo
espero con ancias el estreno de eclipse
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