- MEYER, Stephenie. Crepúsculo. Un amor peligroso. Alfaguara.
- MEYER, Stephenie. Luna nueva. Alfaguara.
No sé si puedo ser imparcial al evaluar estas dos novelas juveniles que retoman uno de mis dos personajes fantásticos preferidos (en este caso el vampiro, el resto lo constituyen los elfos tolkienianos), puesto que desde el primer momento estuve bien predispuesta hacia ellas… y no me defraudaron.
En esta oportunidad deseo referirme a dos relatos apasionantes, que constituyen la primera incursión en la novelística juvenil de este ser que había ya poblado numerosas narraciones infantiles, en un mestizaje de horror/humor que diluía en cierto modo un aspecto central que había constituido su eje desde los inicios del mismo: la sensualidad.
El vampiro, resulta un personaje polifacético, de una profundidad no siempre explorada por las limitaciones que los tabúes religiosos judeo-cristianos occidentales instalaron en cuanto a su carácter demoníaco, y recién la segunda mitad del siglo veinte vería nacer protagonistas de belleza sobrenatural, seducción sin límites pero desvestidos de una maldad congénita o en todo caso tan morales como pueden serlo los humanos. Y si los más populares en este sentido fueron los vampiros de Anne Rice en la narrativa para adultos, la novelística para adolescentes no tenía representantes… hasta que Stephenie Meyer editó sus libros.
¡Y bienvenidos sean!
Ambas historias cuentan las andanzas de Bella Swan, quien se traslada a un pequeño pueblo a convivir con su padre, ante las nuevas nupcias de su voluble madre, y halla no sólo una nueva vida allí, sino mucho más que lo que su fantasía pudiera imaginar. Y no sólo se trata de sus nuevos amigos, sino del chico que se convertirá en el centro de su existencia, aún cuando no es un chico como todos, o tal vez por ello.
Un aspecto muy valioso de estos libros, es no sólo una trama compleja, interesante, bien escrita, emocionante e imposible de abandonar una vez iniciada la lectura; sino el hecho de que la autora parece respetar una ley inviolable a la hora de escribir ficción para niños y jóvenes: no basta recordar cómo era sentirse niño o cómo fue vivir la adolescencia para poder llegar a la sensibilidad de estos lectores; hay que vivir en el fondo del corazón y el alma esa realidad, debe uno haber podido atesorar la sensación en su interior, experimentarla de nuevo, ser niño, ser joven, ser adolescente cuando escribe para ellos, independientemente de la edad que se tenga.
Las novelas son bellas, apasionantes y tiernas, tienen la dosis adecuada de sensualidad que requiere una historia pensada para jóvenes, pero que además puede ser disfrutada por cualquier lector sin prejuicios.
Quedo esperando ansiosamente más obras de Stephenie Meyer…
- La autora:
Gabriela Monzón
Publicado originalmente en:
http://piezasdeaocho.blogspot.com/2007/04/stephenie-meyer-crepsculo-un-amor.html
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