domingo, 13 de diciembre de 2009

Mi reseña de Luna Nueva: ¡la peli perfecta!



Intentaré, ahora sí, elaborar una reseña con todas las de la ley sobre el film basado en la segunda novela de Stephenie Meyer, puesto que creo que sin lugar a dudas, New Moon se la merece. Por otra parte, y como en el caso de la versión cinematográfica de Twiligth, me extendiera largamente en mis sentimientos y opiniones, no puedo hacer menos en esta oportunidad.


En principio, debo reconocer que, desde el inicio y a través de los trailers que se difundieron, la peli me había causado una buena impresión, lo cual, terminó de redondearse con la primera vez que fui a verla. Conste que ya voy por la cuarta visita al cine, y mi opinión se consolida y acrecienta mi placer.


Sin lugar a dudas, sin el menor titubeo, debo admitir que esta vez la versión fílmica de unas de las novelas que más amo, me ha dejado completamente satisfecha, realmente encantada, emocionada y con deseos de seguir en el cine indefinidamente.


Creo que Luna Nueva respeta más apropiadamente el libro de lo que hizo Crepúsculo con su versión literaria. En este caso, los hechos son una especie de condensación perfecta, cabal, que capta los sentimientos, las sensaciones, el clima, el espíritu del relato.


El tono es el adecuado: emocionante, infinitamente triste, esperanzado, angustioso. El ritmo acelera y desacelera acompasando el corazón del espectador al son de los vaivenes de la trama. La cinta capta con justicia y delicadeza la depresión angustiosa, la soledad, el desamor, la esperanza, la pasión inexpresable, el amor no correspondido, con una sutileza y una brillantez magistral.


Debo sacarme el sombrero pues Weitz hizo una impresionante labor dando un gigantesco paso adelante en la labor que ya había iniciado Hardwicke, perfeccionó los detalles, mejoró los efectos, dio toques sumamente logrados a la escenografía, redondeó la historia, apuntó no sólo a los fans sino al otro público para que disfrute de una historia de amor y aventura.


Y como una frutilla de la torta ¡inventó menos!


Ya sé que la obra cinematográfica es una recreación, que el cine es otro lenguaje, que la literatura explica y se detiene en cuestiones diversísimas de las que la pantalla posibilita mostrar o sugerir, pero hay en Crepúsculo algunos aspectos (que ya he analizado) que el lector de los libros no esperaba ver reinventados en el film, y hubo demasiados elementos en los que la anterior directora dejó volar su imaginación y creó, aún cuando refutase el espíritu de la novela.


Chris Weitz y su magnífica directora artística Catherine Ircha hicieron un increíble trabajo, al punto que supuse que la guionista era otra por lo sensiblemente diferentes que me parecieron las adaptaciones, cuando en realidad es la misma que trabajó en el primer filme: Melissa Rosenberg. Sin embargo, lo que re-situaron, modificaron, reestructuraron halló tal coherencia que no produjo incomodidad en aquel espectador que además es un fan de los libros (yo, por ejemplo).



Y así hallamos a Bella y Edward observando a Romeo y Julieta en la clase del señor Berty, cuando en realidad la vieron en la sala de la casa de Charlie. Pero no nos produce fastidio, ya que hay una pertinencia, una lógica, si nos ponemos a pensar que hubo en Crepúsculo una ocasión en la que vieron un documental en clase de Biología (y dicho sea de paso fue un delicioso ejercicio de fortaleza de parte de ambos para no tocarse); esa escena inolvidable y maravillosa omitida en el film anterior, merecía un homenaje, y este me lo pareció, además de que destaca las dotes sobrenaturales de Edward quien debe recitar un fragmento de los célebres versos de Shakespeare, dispara la información que necesitaremos sobre los Vulturis, nos anticipa su terrible destino si Bella le faltase.


Sin embargo, hay un suceso en el que podría decirse que se tomaron una libertad un poquito exagerada: hacer a Bella subirse a una moto en Port Ángeles con un desconocido, casi casi me desagradó. Si bien en la novela la adolescente se acerca a los muchachos amenazantes que permanecen fuera de un bar buscando un paralelo con aquella vez que Edward la salvara, no llega al extremo de irse con uno de ellos pues esta es la primera ocasión que experimenta la vivencia extraña e insólita de oír su voz reprendiéndola y aún no ha iniciado la escalada de osadía incontrolable. No obstante, las explicaciones que dan los realizadores parecen bastante válidas, pues colocan este suceso como desencadenante del episodio posterior en que consigue las motocicletas y procede a llevárselas a Jacob para que las repare y se aventuren a usarlas.


Por otro lado, y regresando a los logros del film, no puedo dejar de mencionar algunos momentos sublimes, visualmente maravillosos (y no me estoy refiriendo a los músculos de Jake ni a la belleza estatuaria de Edward), que recuerdan a los instantes memorables de la primera como el juego de béisbol o la subida veloz por aquel árbol gigantesco…

Creo que merecen capítulo aparte pues conjugan efectos especiales magníficos con destrezas físicas, así como juegos metafóricos de la imagen que nos sugieren infinitos sentidos: Bella observada por una cámara que gira en torno de ella y el cambio de estación en la ventana que representan el vacío de su existencia tras la partida de Edward, la oposición entre el prado florido de tiempos felices y el prado diezmado y seco del período de abandono, la carrera de Laurent y su enfrentamiento a los lobos, el salto de Sam desde el acantilado en donde se nos confunden cielo y mar, la carrera de Victoria (mucho más bellamente pelirroja que antes) por el bosque en cuyo transcurso vemos el vuelo de un pájaro casi detenido en relación con la velocidad de la vampira, los fabulosos lobos quileutes, la entrada de Jake a la habitación de Bella, el festival en la plaza de Volterra, el lento caminar de Edward hacia la exposición que lo llevará a la muerte y el momento en que Bella lo detiene, la pelea del guardia Vulturis con Edward, y podría seguir y seguir…



En este caso, aunque pareciese imposible mejorar lo perfecto, ver a los vampiros es un regalo para los ojos, y nos pone en el punto de vista del personaje de Bella, que ni bien los conoce nota en ellos lo excepcional en tanto que el resto de las personas no lo descubre: su inconmensurable belleza, su gracia, sus ojos magníficos color ocre (excelentemente mejorados en la presente versión). Sin duda que cada gesto o palabra de los Cullen hacen que se pinte de cuerpo entero al personaje, aún cuando los que ganan con creces son Alice, y sí… voy a ser reiterativa: Edward. Lo cual no es puro subjetivismo femenino, sino el centro mismo de la novela. Quienes las hayan leído una y otra vez como yo, recordarán lo imposible que resulta a Bella creer que un ser magnífico, alucinantemente hermoso y único como él, esté enamorado de ella (Yo soy nada, le dice en el film). Cada vez que lo observa queda sin resuello y su ausencia definitiva descalabra de modo irreversible su vida, y eso es lo que el film intenta representar, lográndolo de maravilla.


La novela de Meyer merece que dedique unos renglones a lo que ha permitido crear: momentos sublimes del cine que ameritan quedar en la historia junto a los clásicos como Lo que el viento se llevó o Casablanca. Cada vez que Edward y Bella se encuentran en escena se labran esos instantes mágicos con parlamentos tan sentidos, fuertes y de un romanticismo tan avasallante que quitan la respiración.


¿La recomiendo? SÍ, con toda el alma, va a encantar a los fans y va a entretener a los que no conocen los libros.


Posteriormente iré posteando otras ideas que, aunque no crean, "me quedaron en el tintero"...

3 comentarios:

VALERIA dijo...

Bueno, bueno, ¿qué puedo agregar a esta completísima y preciosa reseña? Poco y nada: conincido en que la película capta el espíritu del libro de Meyer. A las escenas que mencionás le agrego la del festejo del cumple de Bella (la gota de sangre cayendo lentamente sobre una alfombra y la mirada letal de los vampiros hacia la humana) y el pasaje del cuadro de los Vulturius hacia la imagen real de estos.
Si bien quedé alucinada por la inclusión de muchos diálogos extraídos del libro, sentí que faltaron más de los que establecen Edwards y Bella, sobre todo aquella conversación que tienen después de los acontecimientos sucedidos en Volterra.

VALERIA dijo...

En fin, volvería a ver esta peli una y mil veces.
Besos.

Unknown dijo...

Que buen blog!!! estos libros han llenado mi corazon con prosa de la buena y me ahan hecho una adicta del genero. Obviamente los textos de Meyer son conmovedores y llegan a lo profundo de mi ser haciendome una booksacker o mejor dicho edwardsacker nunca parasco obtener suficiente y quiero mas y mas.Esta peli se las trae y aunque no me cae Kristen la histora es tan atrapante que por ver estos maravillosos textos en version cisul hasta hago cualquier cosa. Gracias a Dios Rob y Ty make up for her, son maravillosos estos chicos y ni hablar de lo bueno y extramadamente hot que es Rob, si I'm Robobssed lol pero es lo que hay...besos y segui progpaganto la twilightmania que es lo mas

El amor de Bella y Edward...


[Dos y uno]

Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan y, al besarse,
forman una sola llama.


Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan.


Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata.


Dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y, al juntarse allá en el cielo,
forman una nube blanca.


Dos ideas que al par brotan;
dos besos que a un tiempo estallan
, dos ecos que se confunden;
eso son nuestras dos almas.


Rima XXIV, Gustavo Adolfo Bécquer


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