domingo, 27 de diciembre de 2009

Para empezar felices el 2010...


La ficción es magia, es emoción, es aventura, es sentimiento, por eso leemos Crepúsculo, por eso amamos a Stephenie por haber escrito estas bellísimas historias, y por eso nos ilusionamos cuando el cine transforma a personas comunes en personajes que hemos imaginado...
Que todo eso nos siga acompañando en el 2010...

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domingo, 13 de diciembre de 2009

Reposición de Luna Nueva y El libro oficial de la peli...


Como misteriosamente mi libro original de Luna Nueva, amado, estimado, apreciado, lleno de significado especial para mí ...me fue hurtado en la escuela del modo más vil... debí reponer el mismo. Me compré la versión con la portada alusiva a la peli... y salí ganando. Por supuesto que también conseguí El libro oficial de la película, de Mark Cotta Vaz que es un lujito...

Mimos para los ojos... adquisiciones Twligthers




Creo que debo redecorar las paredes disponibles de mi estudio...

Mi reseña de Luna Nueva: ¡la peli perfecta!



Intentaré, ahora sí, elaborar una reseña con todas las de la ley sobre el film basado en la segunda novela de Stephenie Meyer, puesto que creo que sin lugar a dudas, New Moon se la merece. Por otra parte, y como en el caso de la versión cinematográfica de Twiligth, me extendiera largamente en mis sentimientos y opiniones, no puedo hacer menos en esta oportunidad.


En principio, debo reconocer que, desde el inicio y a través de los trailers que se difundieron, la peli me había causado una buena impresión, lo cual, terminó de redondearse con la primera vez que fui a verla. Conste que ya voy por la cuarta visita al cine, y mi opinión se consolida y acrecienta mi placer.


Sin lugar a dudas, sin el menor titubeo, debo admitir que esta vez la versión fílmica de unas de las novelas que más amo, me ha dejado completamente satisfecha, realmente encantada, emocionada y con deseos de seguir en el cine indefinidamente.


Creo que Luna Nueva respeta más apropiadamente el libro de lo que hizo Crepúsculo con su versión literaria. En este caso, los hechos son una especie de condensación perfecta, cabal, que capta los sentimientos, las sensaciones, el clima, el espíritu del relato.


El tono es el adecuado: emocionante, infinitamente triste, esperanzado, angustioso. El ritmo acelera y desacelera acompasando el corazón del espectador al son de los vaivenes de la trama. La cinta capta con justicia y delicadeza la depresión angustiosa, la soledad, el desamor, la esperanza, la pasión inexpresable, el amor no correspondido, con una sutileza y una brillantez magistral.


Debo sacarme el sombrero pues Weitz hizo una impresionante labor dando un gigantesco paso adelante en la labor que ya había iniciado Hardwicke, perfeccionó los detalles, mejoró los efectos, dio toques sumamente logrados a la escenografía, redondeó la historia, apuntó no sólo a los fans sino al otro público para que disfrute de una historia de amor y aventura.


Y como una frutilla de la torta ¡inventó menos!


Ya sé que la obra cinematográfica es una recreación, que el cine es otro lenguaje, que la literatura explica y se detiene en cuestiones diversísimas de las que la pantalla posibilita mostrar o sugerir, pero hay en Crepúsculo algunos aspectos (que ya he analizado) que el lector de los libros no esperaba ver reinventados en el film, y hubo demasiados elementos en los que la anterior directora dejó volar su imaginación y creó, aún cuando refutase el espíritu de la novela.


Chris Weitz y su magnífica directora artística Catherine Ircha hicieron un increíble trabajo, al punto que supuse que la guionista era otra por lo sensiblemente diferentes que me parecieron las adaptaciones, cuando en realidad es la misma que trabajó en el primer filme: Melissa Rosenberg. Sin embargo, lo que re-situaron, modificaron, reestructuraron halló tal coherencia que no produjo incomodidad en aquel espectador que además es un fan de los libros (yo, por ejemplo).



Y así hallamos a Bella y Edward observando a Romeo y Julieta en la clase del señor Berty, cuando en realidad la vieron en la sala de la casa de Charlie. Pero no nos produce fastidio, ya que hay una pertinencia, una lógica, si nos ponemos a pensar que hubo en Crepúsculo una ocasión en la que vieron un documental en clase de Biología (y dicho sea de paso fue un delicioso ejercicio de fortaleza de parte de ambos para no tocarse); esa escena inolvidable y maravillosa omitida en el film anterior, merecía un homenaje, y este me lo pareció, además de que destaca las dotes sobrenaturales de Edward quien debe recitar un fragmento de los célebres versos de Shakespeare, dispara la información que necesitaremos sobre los Vulturis, nos anticipa su terrible destino si Bella le faltase.


Sin embargo, hay un suceso en el que podría decirse que se tomaron una libertad un poquito exagerada: hacer a Bella subirse a una moto en Port Ángeles con un desconocido, casi casi me desagradó. Si bien en la novela la adolescente se acerca a los muchachos amenazantes que permanecen fuera de un bar buscando un paralelo con aquella vez que Edward la salvara, no llega al extremo de irse con uno de ellos pues esta es la primera ocasión que experimenta la vivencia extraña e insólita de oír su voz reprendiéndola y aún no ha iniciado la escalada de osadía incontrolable. No obstante, las explicaciones que dan los realizadores parecen bastante válidas, pues colocan este suceso como desencadenante del episodio posterior en que consigue las motocicletas y procede a llevárselas a Jacob para que las repare y se aventuren a usarlas.


Por otro lado, y regresando a los logros del film, no puedo dejar de mencionar algunos momentos sublimes, visualmente maravillosos (y no me estoy refiriendo a los músculos de Jake ni a la belleza estatuaria de Edward), que recuerdan a los instantes memorables de la primera como el juego de béisbol o la subida veloz por aquel árbol gigantesco…

Creo que merecen capítulo aparte pues conjugan efectos especiales magníficos con destrezas físicas, así como juegos metafóricos de la imagen que nos sugieren infinitos sentidos: Bella observada por una cámara que gira en torno de ella y el cambio de estación en la ventana que representan el vacío de su existencia tras la partida de Edward, la oposición entre el prado florido de tiempos felices y el prado diezmado y seco del período de abandono, la carrera de Laurent y su enfrentamiento a los lobos, el salto de Sam desde el acantilado en donde se nos confunden cielo y mar, la carrera de Victoria (mucho más bellamente pelirroja que antes) por el bosque en cuyo transcurso vemos el vuelo de un pájaro casi detenido en relación con la velocidad de la vampira, los fabulosos lobos quileutes, la entrada de Jake a la habitación de Bella, el festival en la plaza de Volterra, el lento caminar de Edward hacia la exposición que lo llevará a la muerte y el momento en que Bella lo detiene, la pelea del guardia Vulturis con Edward, y podría seguir y seguir…



En este caso, aunque pareciese imposible mejorar lo perfecto, ver a los vampiros es un regalo para los ojos, y nos pone en el punto de vista del personaje de Bella, que ni bien los conoce nota en ellos lo excepcional en tanto que el resto de las personas no lo descubre: su inconmensurable belleza, su gracia, sus ojos magníficos color ocre (excelentemente mejorados en la presente versión). Sin duda que cada gesto o palabra de los Cullen hacen que se pinte de cuerpo entero al personaje, aún cuando los que ganan con creces son Alice, y sí… voy a ser reiterativa: Edward. Lo cual no es puro subjetivismo femenino, sino el centro mismo de la novela. Quienes las hayan leído una y otra vez como yo, recordarán lo imposible que resulta a Bella creer que un ser magnífico, alucinantemente hermoso y único como él, esté enamorado de ella (Yo soy nada, le dice en el film). Cada vez que lo observa queda sin resuello y su ausencia definitiva descalabra de modo irreversible su vida, y eso es lo que el film intenta representar, lográndolo de maravilla.


La novela de Meyer merece que dedique unos renglones a lo que ha permitido crear: momentos sublimes del cine que ameritan quedar en la historia junto a los clásicos como Lo que el viento se llevó o Casablanca. Cada vez que Edward y Bella se encuentran en escena se labran esos instantes mágicos con parlamentos tan sentidos, fuertes y de un romanticismo tan avasallante que quitan la respiración.


¿La recomiendo? SÍ, con toda el alma, va a encantar a los fans y va a entretener a los que no conocen los libros.


Posteriormente iré posteando otras ideas que, aunque no crean, "me quedaron en el tintero"...

domingo, 6 de diciembre de 2009

Crónicas del regreso al Paraíso

Luna Nueva



Crónica del 1er. regreso al Paraíso





El viernes 20/12 nos encontramos en la terminal de Paraná con un grupo de nueve adolescentes (Ayelén, Alina, Carlín, Hernán, Priscila, Mayra, Gabriela, Jésica, Melina), alumnos míos de la ciudad de María Grande (a 80 kilómetros de mi localidad), a los que se sumaron dos de mis queridas “casi-colegas-docentes” (súper-fans de Crepúsculo: Vale y Ceci), todos los cuales viajaron dos horas para -a su vez- volver a subirse a un ómnibus una hora más y desplazarnos a la ciudad de Santa Fe con el fin de asistir al segundo día de cartelera de Luna Nueva… Por supuesto que, como de costumbre, mi amado esposo me hizo el aguante y fue conmigo, pero lo más heroico fue que incluso ¡¡entró a ver la peli!! (cosa que no pensaba hacer en un comienzo), y soportó estoicamente nuestros suspiros, exclamaciones, llantos, lamentos y abstracción total en el mundo de la pantalla, merece un premio ¿no?



Luna Nueva


Crónica del 2do. retorno al Paraíso


El viernes 04/12 nuevamente, y gracias al estreno de 2012 que mi marido quería ver, fui solita y emocionada a disfrutar nuevamente de Luna Nueva. Imposible asistir ningún día anterior por la inmensidad de actividad escolar que me había avasallado, pero necesitaba urgentemente sumergirme en ese universo increíble, no sólo por el gozo que proporciona la ficción, sino porque adeudaba estos escritos en mi blog y quería tener una segunda vista fresquita.





En fin, no voy a contar nada del argumento pues sería redundar en lo que todos saben pero, como siempre hago, comunicaré mi opinión personal, única y subjetiva, y me encantará compartir el diálogo sobre ella con quienes visitan el blog. Realizaré a continuación dos cuestiones por separado: mis primeras impresiones en general y mi reseña crítica.


PRIMERAS IMPRESIONES:


Ver una película muy anhelada por primera vez provoca la sensación de que transcurre demasiado rápido, de que se termina enseguida, de que no llegamos a disfrutarla. Y en realidad, nos pasa que percibimos el tiempo desde la emoción y nos da esa impresión de una velocidad inusitada. Nos serán necesarias muchas más instancias de disfrute del film para que empecemos a notar detalles, y si bien recién he acomodado mi humanidad en la butaca sólo dos veces para gozar de Luna Nueva, de a poco iré completando mis impresiones sobre ella. Sin duda que en estas dos instancias saqué algunas conclusiones iniciales:



-Me encantó, me emocionó, quedé al 1000 % conforme y feliz, al punto que salí en estado de shock de la sala, en ambas ocasiones.


-La adaptación, la actuación, la trama me pareció superior a Crepúsculo, quizá el cambio de director fue un acierto.


-Sentí todo el tiempo una sensación de familiaridad, de reencuentro entrañable, de “hallarme en casa”, lo que sin duda tuvo que ver con que no hubo un exceso de situaciones inventadas no literarias que sí abundaron en la primera película.


-Quedé anonadada con algunas actuaciones: Taylor Lautner (Jake) se luce de manera única (y no sólo por su impresionante físico), Ashley Green (Alice) se adueña de la pantalla, y ni qué decir que Robert Pattinson que me provoca el efecto que nuestro amado Edward en Bella: me olvido de respirar…


-Desgraciadamente la bastante inexpresiva Kristen Stewart me sigue dejando un sabor agridulce, pues aún cuando actúa maravillosamente la etapa zombie de Bella, no consigue dar en la tecla con la profundidad de emoción del personaje tanto en la tristeza y el dolor, como en el arrobado e intenso amor por Edward, ni siquiera la amistad compinche con Jake.


El amor de Bella y Edward...


[Dos y uno]

Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan y, al besarse,
forman una sola llama.


Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan.


Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata.


Dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y, al juntarse allá en el cielo,
forman una nube blanca.


Dos ideas que al par brotan;
dos besos que a un tiempo estallan
, dos ecos que se confunden;
eso son nuestras dos almas.


Rima XXIV, Gustavo Adolfo Bécquer


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